A 40 años de la Guerra de Malvinas, ¿y después?

Nacionales 29 de marzo de 2022 Por Director
A pocos días de cumplirse cuatro décadas del desembarco por parte de las tropas argentinas en las islas, hay cuestiones que siguen siendo materia de discusión.
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Todos los años, cuando nos acercamos al 2 de abril, encontramos el momento para reflexionar acerca de la Guerra de Malvinas. Son fechas en las que ponemos en valor diversas cuestiones que tienen que ver con el patriotismo y el sentido soberano, como también el reconocimiento a nuestros caídos en combate. Este tipo de reivindicaciones se viven a lo largo de los años desde 1983, fundamentalmente por iniciativa de organizaciones que nuclean a soldados combatientes (excombatientes). Nuestra ciudad, Rosario, es un claro ejemplo de ello con la organización de la vigilia. Algo que se replica en las grandes ciudades, pero que en la nuestra tiene un especial poder de organización y convocatoria popular. En parte por la conciencia misma de los rosarinos y rosarinas, y en otra parte por la capacidad de organización que han mostrado los excombatientes, por no bajar los brazos ante el intento malintencionado de olvido, por abroquelarse y hacerse mas fuertes que nunca ante lo adverso y acompañarse cuando el camarada necesitaba esa ayuda que nunca llegaba. Es cierto también, que en los diferentes estamentos, el Estado comenzó a apoyar en iniciativas que trabajan sobre la memoria, y allí los espacios se hicieron mas visibles.

Muchas veces me han preguntado porqué conecté un vinculo tan fuerte con el estudio de la Cuestión Malvinas sin tener familiares cercanos o padre que haya entrado en combate. Primer gran punto, la asociación directa de Malvinas con la guerra hace que se circunscriba directamente una disputa soberana que data de 1833 al conflicto bélico de 1982. No deben ser cuestiones excluyentes, son parte de una misma historia. Pero la asimilación directa “Malvinas-Guerra-Lazos de consanguineidad” marcan la intencionalidad con la que se manejó la información en los últimos tiempos. El hecho de que el núcleo duro de quienes se encargaron de mantener la memoria fresca fueran nuestros mismos héroes marcó la diferencia. Vivimos años en los que el Estado y el centralismo porteño que domina los medios de comunicación fueron de importancia primaria para sacar de agenda prioritaria la Cuestión Malvinas.

Eso sin dudas generó un vació que al día de hoy cuesta llenar. Es cierto que hay terreno ganado, que nuestras nuevas generaciones tienen material en el aula y que la conciencia soberana sobre Malvinas, que siempre estuvo, hoy se trabaja de manera diferente. Hoy Malvinas está integrando los programas de estudio, hoy no se menciona el 2 de abril como una fecha más y no se hace mención a “los chicos de la guerra”, por el contrario, se aborda desde todas las ópticas. Pero es evidente que las secuelas quedan. Y esto lo podemos ver en vísperas de los 40 años. ¿Contamos con material audiovisual suficiente como para educar a las generaciones futuras sobre la guerra? Si el lector realiza un ejercicio de memoria simple y al paso, observará que no es mucho lo que se ofrece. Son esas herramientas vitales para reforzar el vínculo y la empatía. Las principales producciones se dieron pasados los 20 años de la guerra, en forma de película o documentales. Emociona ver las imágenes con audio de nuestros pilotos en combate, pero esas imágenes solo las observamos los buceadores de las redes que exploramos sobre Malvinas. Esas herramientas serían de gran importancia, elementos vivos de reivindicación que no solo ayudarían como respaldo a la educación y la historia, sino que también tocaría otras fibras que tienen que ver con el sentimiento: la crudeza de la guerra y la honra a nuestros héroes. Que nombrarlos como tales no caiga en slogans o consignas vacías de contenido, y que ese contenido muestre lo que realmente hicieron: defender con lealtad y patriotismo la soberanía nacional. No es este un texto de protesta, pues se reconoce un avance en este sentido, aunque tardío y algo lento. Es preciso seguir avanzando porque el tiempo es tirano, los chicos dejaron de ser chicos y muchos quedaron en el camino. Nunca es tarde cuando es buena la causa.

Por otro lado, hace ya diez años se realizaba la desclasificación del informe Rattenbach. Un informe que es público y puede descargarse para que todos puedan tenerlo. Es esta una herramienta que debería ser material de estudio en los diferentes niveles adaptando las complejidades al nivel de escolaridad de los alumnos que lo aborden. La lectura del Informe Rattenbach sin dudas proveerá de herramientas precisas acerca de lo que fue la conducción táctica de la Guerra de Malvinas. Mostrará una parte que nadie quiso mostrar, contará una parte de la historia que estuvo oculta durante treinta años. Por supuesto también hará un aporte material a la Memoria, Justicia y Verdad. Incluso este informe será de gran aporte si se quiere avanzar en la consolidación de material fílmico a modo de recreación sobre el conflicto bélico.

Es injusto decir que Argentina no ha honrado a nuestros héroes a lo largo de estos 40 años. Existen numerosas muestras de que esto sucede, y cada sector de la sociedad que lo recuerda trata de dejarlo plasmado en algún mural, en estampas o vehículos. Profundizar la conciencia de nuestros soldados como héroes que ofrendaron su vida por la patria es también pensar la soberanía de una manera integral, es construcción soberana no desde la perspectiva de idolatría, sino simplemente de conciencia nacional. Estamos a tiempo.

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