De la “Perla del Oeste” a la ciudad de los merenderos.

Locales 10 de julio de 2022 Por Director
Décadas de bonanza financiera no lograron achicar la brecha entre clases sociales en nuestra ciudad. El poder económico se concentró, la clase media desaparece y se agiganta la cantidad de familias rafaelinas que caen en la pobreza y con ello aumentan los niños que asisten a copas de leches organizadas por voluntarios.
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La desaparición de la clase media es un lamentable fenómeno nacional de los últimos 30 años en los que Rafaela parecía estar exento de ese contexto, tal vez resguardada en las bonanzas de estas tierras y en la voluntad inquebrantable del rafaelino que busca una y otra vez levantarse, poner el pecho a la crisis y empujar hacia adelante.

Cientos de familias emprendedoras rafalinos cayeron en estos años, la voluntad se hizo cada vez más débil y el espíritu emprendedor que caracterizó a esta ciudad fue desapareciendo de la mano de un Estado que no pudo o no supo acompañar el desarrollo económico de la ciudad.

Un Estado local obsoleto, que se niega a modernizarse, que repite una y otra vez las mismas fórmulas que fueron exitosas hace 20 años, que pareciera no poder comprender que el contexto social y económico cambió hace décadas y que la ciudad ya no puede seguir viviendo del recuerdo de viejas glorias del pasado.

Las improvisaciones a la hora de tomar decisiones políticas, los anuncios que se repiten una y otra vez evidenciando la falta de ideas, el marketing político utilizado para esconder la falta de acciones concretas y la escasa claridad en algunas maniobras, son la tierra que tapa casi a diario las esperanzas de salir adelante de los rafaelinos.

La culpa de todos nuestros males no es el coronavirus ni sus consecuencias, que todavía no terminaron de aparecer. La pandemia no hizo otra cosa que acelerar los tiempos de lo que tal vez hubiese llevado algunos años más descubrir.

Lentamente Rafaela se convirtió en una ciudad en donde los merenderos y copas de leches se multiplican mas que los puestos laborales y las oportunidades, en donde ni siquiera el estado se hace cargo de esto, en donde si no fuera por la inquebrantable voluntad de un puñado de rafealinos que decidieron no mirar para otro lado y hacerse cargo de darle de comer a cientos de chicos rafaelinos, si no fuera por ellos el hambre de cientos de niños sería aún mas notorio.

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