No tener obra social, prepaga ni poder contar con un poder adquisitivo suficiente se hace cuesta arriba para los pacientes que consumen medicamentos bajo receta. Sucede que al caer el acuerdo entre el Gobierno, los laboratorios y las farmacias respecto al congelamiento del precio de los fármacos, los precios se actualizaron un 9,4% promedio. Esto afecta tanto a pacientes con patologías crónicas, agudas o en el caso de antibióticos cuyos costos comenzarán a sentirse a la hora de pasar por el mostrador. Por lo pronto, no hay visos de un nuevo convenio que permita abaratar los costos de los medicamentos a raíz de la brecha entre el dólar y la moneda nacional.

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En declaraciones a La Capital, el presidente del Colegio de Farmacéuticos de la 2ª Circunscripción Leonardo Jurado explicó que los medicamentos tenían acuerdo entre la industria farmacéutica, el Estado y las farmacias, en el cual se permitía un incremento mensual del 1% por debajo del IPC. Eso arrojaba un promedio del 5%, pero nunca se pudo cumplir ante los altos índices inflacionarios.

 
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"Esto funcionó desde octubre del año pasado y hasta el 31 de marzo de este año, pero una vez que se cayó ese convenio, la industria farmacéutica decidió aumentar un 9,3%", explicó. Sucede que, según el farmacéutico, todos los ingredientes y monodrogas con los que se elaboran los medicamentos son importados, inclusive hasta los blísteres y el plástico que recubre los mismos.
Recuperar costos
"Los costos de cada laboratorio están sujetos en base a su producción, tipo de monodrogas e insumos, por eso la industria trata de recuperar lo que se fue perdiendo a raíz del acuerdo y del nivel inflacionario, ya que con este incremento del 9,4 —que en algunos casos oscila el 10%— se intentará recuperar en parte ese 5% que nunca se pudo cumplir hasta que el acuerdo se cayó", abundó para agregar que "algunos arrojan aumentos de un 10,4% en algunos productos de mayor rotación de venta bajo receta".
Jurado comentó que este ajuste afecta tanto a los pacientes con dolencias crónicas o patologías agudas que no tienen obra social y verán comprometidos sus ingresos a la hora de poder comprar los medicamentos y tratamientos, a diferencia de los afiliados a Pami, cuyo precio está regulado en base a un acuerdo paralelo que establece descuentos de entre un 41% y 42% por debajo del costo que paga el resto de los pacientes