En uno de los casos, una persona realizó una compra a través de redes sociales de 60 kg de yerba mate marca conocida a un comercio con el cual había establecido contacto a través de WhatsApp. La transacción se llevó a cabo el 6 de septiembre de 2024, mediante una transferencia bancaria que incluyó el costo del producto y el envío por un monto de $219.000. A pesar de haber recibido un número de seguimiento de un servicio de correo, la mercadería nunca llegó a su destino. Tras varios intentos de seguimiento, se descubrió que el paquete se encontraba en la ciudad de Río Turbio, provincia de Santa Cruz, y sería devuelto al remitente después de agotar el plazo de espera. Al contactar nuevamente al vendedor, este manifestó que no reembolsaría el dinero.

En otro hecho, una persona revisó su cuenta bancaria y detectó un faltante de $2.400.000 que, según sus cálculos, debía estar disponible. Al investigar los movimientos de su cuenta, descubrió que se había realizado una transferencia por esa suma a una cuenta desconocida. La persona afectada asegura no haber recibido llamadas sospechosas ni haber realizado movimientos bancarios recientes que pudieran justificar la salida del dinero, desconociendo cómo se efectuó la operación.