El sector del engorde a corral, una pieza clave en la producción ganadera argentina, ha comenzado a mostrar signos de recuperación tras un complicado 2023, afectado severamente por la sequía. Según datos recientes de SENASA, el encierre de novillos, novillitos y toritos en 2024 aumentó un 8,5%, marcando una tendencia favorable. Este crecimiento refleja un mayor número de recrías, lo que señala una estabilización en los sistemas de producción pastoril, sobre todo tras la recuperación de los pastizales.

Una de las principales tendencias observadas en 2024 es el encierre de animales más pesados, lo que responde a la creciente demanda del mercado de exportación y al interés por mejorar la terminación de los animales destinados a faena. Este proceso de engorde más prolongado permite alcanzar una mejor calidad en los cortes, que son altamente valorados por los mercados internacionales. Además, la mejora en la disponibilidad de alimentos y pasturas también ha contribuido a esta tendencia.

Por otro lado, la reducción del 2% en el encierre de terneros indica que los sistemas pastoriles están recuperando su capacidad de soportar animales más jóvenes en condiciones naturales, lo que reduce la necesidad de recurrir al engorde en corrales desde una edad temprana. Esto es una señal de que la ganadería argentina comienza a normalizarse tras los desafíos climáticos de 2023.

A pesar de estas señales positivas, los desafíos persisten. La estabilidad del clima y la provisión adecuada de insumos como alimentos y forrajes serán determinantes para mantener esta recuperación a lo largo del año. El sector aún enfrenta riesgos económicos, y la continuidad de políticas que apoyen a los productores será clave para consolidar el crecimiento. 

El 2024 trae consigo signos alentadores para el engorde a corral, con una mejora en la recría de animales y una tendencia hacia la faena de animales más pesados, que augura buenos resultados tanto en el mercado interno como en las exportaciones.