Ante la previsión de un verano con alta demanda eléctrica, el Gobierno de Argentina se prepara para importar energía por un costo estimado entre 90 y 300 millones de dólares, dependiendo de los escenarios de demanda y las fuentes energéticas disponibles. Según el informe de la programación de Cammesa, la compra de combustibles líquidos, como el gasoil, y el posible uso de gas natural licuado son algunas de las estrategias planteadas para cubrir la demanda durante los picos de consumo.

La falta de infraestructura y el estado crítico del sistema eléctrico argentino aumentan la probabilidad de cortes de luz programados, especialmente si no se utilizan a su máxima capacidad recursos locales como el gas de Vaca Muerta. El escenario más preocupante contempla la importación de energía a precios altos, como los u$s210 por MWh registrados en compras pasadas a Uruguay, lo cual podría elevar el gasto a más de 300 millones de dólares durante la temporada de verano.

Los expertos critican la falta de planificación y las decisiones gubernamentales, señalando la cancelación de proyectos clave y advirtiendo que la falta de previsión en el sector energético podría resultar en mayores costos y cortes para los usuarios.