El clima y los costos ponen freno al crecimiento del sector lechero

Provinciales 30 de septiembre de 2022 Por Director
Analizando la evolución de la producción al mes de agosto, se advierte que el volumen fue de 1.062 millones de litros de leche, lo que si bien implica un valor 7,3% por encima de julio, apenas representa un 0,6% más que el año anterior. Entre los factores, se citan los costos del eslabón primario y la seca.
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Comenzó la ventana estacional de incremento de la producción lechera, que tendrá su pico en octubre, pero varios factores hacen que este año nadie esté esperando una explosión de volumen, debido a que entre el clima y el aumento de costos, los tambos evidentemente no están de fiesta.

El Observatorio de la Cadena Láctea Argentina informó que, en el pasado mes de agosto, la producción levemente superior a los 1.000 millones de litros de leche, lo que implica un valor 7,3% por encima del mes anterior (salto estacional esperado) y apenas un 0,6% más que igual mes del año anterior.

“Evidentemente los efectos de la importante sequía que afecta la mayoría de las cuencas lecheras y la incidencia de altos costos de producción, como concentrados, entre otros insumos vinculados a la alimentación del rodeo, afectaron la producción en agosto de 2022”, analizó el OCLA.

En este sentido, los pronósticos cautelosos se siguen manteniendo, pero la seca algún impacto tendrá al final del ciclo 2022. La producción acumulada del período enero-agosto estuvo 0,7% por encima de igual período del año anterior, lo cual evidencia que desde mayo hay una desaceleración en el crecimiento interanual de producción que hace prever un estancamiento productivo si lo comparamos con el último año.

“Los próximos cuatro meses se presentan con un panorama incierto desde los aspectos meteorológicos, de los costos de producción y de los precios tanto del mercado interno como del externo”, avisó el OCLA. Aquí se citan las políticas sectoriales y macroeconómicas como los Precios Cuidados, el menor consumo de lácteos por falta de poder adquisitivo de la población promedio, los precios internacionales a la baja (aunque levemente recuperándose en el mundo) se suma al retraso cambiario que provoca una brecha que paga un dólar oficial real de 130, y cuando se le descuentan los derechos de exportación, alcanza los 110/115 pesos.

“Esto hace difícil aventurar un posible comportamiento de la producción –reconoce el OCLA-. Recordamos que la estimación a principio de año según el relevamiento industrial, arrojaba para todo 2022 una suba interanual del 0,6%”.

Como es habitual, la producción desde el pico de máxima en octubre, cae a una tasa del 5% mensual hasta marzo/abril (tomando el promedio diario de producción), para luego comenzar un nuevo repunte hacia octubre.

La coyuntura del dólar y el clima

El sector lácteo en su eslabón primario fue uno de los tantos perjudicados por la medida excepcional del “dólar soja” que el Gobierno dictó para fortalecer las reservas del Central. Reconocido por el propio Juan José Bahillo, esta resolución encareció los costos de alimentación en el tambo, de un día para el otro, en un 9% según los primeros cálculos, debido a que muchos de los derivados concentrados o balanceados de la dieta, provienen o están atados a la cotización de la oleaginosa. Así, en medio de una seca implacable que no da tregua en las cuencas lecheras de Córdoba y Santa Fe, deben suplir la falta de pasto apelando a un mayor volumen de suplementación, en una época donde las praderas debieran tener predominancia.

En efecto, diferentes asociaciones y mesas representantes de actividades específicas (porcina, avícola, feddlotera, entre otras), como la Meprolsafe en Santa Fe, fue una de las únicas entidades de tamberos que rápidamente accionó un reclamo ante el Ministerio de Economía por el “dólar soja” y su impacto en la estructura de costos y de alquiler. Cabe señalar en este punto que muchos de los tambos en las principales cuencas, compiten con la agricultura y su valor está fijado en quintales de soja. No tuvieron mucho éxito y apenas fueron recibidos por “el tercera línea” de Agricultura, Jorge Solmi, quien al menos les prometió que la devaluación selectiva se cortaría a partir de octubre.

Un problema de mediano y largo plazo se suma a esta coyuntura climática y de costos: la implantación de maíces de primera para reservas. Se sabe, que los productores están esperando sembrar para hacerse de una buena base forrajera, de cara al verano/otoño próximo, pero el fenómeno “La Niña” está conspirando contra esta estrategia que reportará quebrantos en 2023.

Rentabilidad insuficiente

La tasa de rentabilidad promedio en agosto continuó en el cuadrante positivo con un insignificante 1,7%, lo cual hace inviable el negocio lechero con vistas al largo plazo. EL OCLA es un poco más optimista en este punto y elige analizar todo el período estadístico de que dispone (dic16-ago22), llegando a “una tasa de rentabilidad promedio del 1,9% con un máximo de 8,4% y un mínimo de -1,7%”. Si bien la lechería es un negocio donde hay que mirar y analizar la estadística con faros largos, otra lectura posible permite afirmar que de ese período analizado, solamente en seis meses el tambo superó el 5% de rentabilidad sobre el capital operado, que es lo que el OCLA sugiere alcanzar para hacer sostenible la actividad, con crecimiento e inversión.

Además, “el costo de producción promedio subió en agosto un 2,7% respecto al mes anterior, un 51,5% en el período enero-agosto y llega a un 71,1% de variación interanual”. En la variación anual (ago22/ago21) si bien el costo se ubica por debajo de la suba inflacionaria (IPC), está 8,4 puntos porcentuales por encima del precio recibido (SIGLeA), y este último estuvo prácticamente igual que los Precios Mayoristas de INDEC, conocidos como en Salida de Fábrica (62,1%) y bastante por encima del precio de la LPE exportación en pesos (55%)”.

En la estimación, para el mes que culmina (septiembre 2022) “va a tener una importante incidencia en los costos de producción el efecto del “dólar soja” que incidirá fuertemente en los costos de alimentación y hay que ver aún si tendrá efecto también en el precio de los arrendamientos pautados en quintales de soja (cabe recordar que más del 40% de la superficie dedicada a tambo es arrendada), que aunque se entiende no deben tener ese ajuste, habrá que ver que ocurre en la práctica”, admite el OCLA.

Según un análisis preliminar del observatorio, “el incremento promedio en los costos de producción por el factor dólar soja podría ser de un 4,6% por alimentación y 2,1% por arrendamiento, es decir un 6,7% que se sumaría al aumento de restos de costos, y que seguramente no serán cubiertos por los incrementos de precios de la leche en función a los datos de mercado interno y externo hoy disponibles”. En este punto, las fábricas líderes están pensando en aumentos que no superarían el 4% del precio precedente, que hoy se encuentra en 54 $/litro de promedio.

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