Otra vez una escuela. Otra vez de noche. Otra vez con daños, robos y la misma sensación de abandono. En Rafaela, los establecimientos educativos se han convertido en territorio liberado para el delito nocturno, un blanco fácil que se repite sin que aparezcan respuestas de fondo.
El golpe más reciente fue contra la Escuela Técnica Malvinas Argentinas, donde alguien ingresó durante la madrugada tras forzar accesos y desactivar una cámara de seguridad, un dato que no es menor. No fue un arrebato improvisado: hubo tiempo, recorrido interno y selección de lo que se llevaba. El resultado fue concreto y grave: tres gabinetes de computación y un monitor robados, daños en rejas, ventanas violentadas y un edificio vulnerado mientras dormía toda la ciudad.
Días antes, la Escuela Domingo Faustino Sarmiento N.º 477, sobre General Paz, amaneció con una ventana forzada en la cocina. En ese caso no hubo faltantes, pero sí lo de siempre: ingreso ilegal, daños y la certeza de que alguien estuvo adentro sin que nadie lo advirtiera.
A esto se suma otro episodio reciente en una escuela donde el intruso no solo entró, sino que robó elementos de uso cotidiano, afectando directamente el funcionamiento del establecimiento desde primera hora del día. Cocinas violentadas, SUMs forzados, salas de informática saqueadas. El patrón es claro y ya no admite eufemismos.
Las escuelas están solas de noche.
No es casualidad. Edificios grandes, múltiples accesos, vigilancia escasa o inexistente y sistemas de seguridad que, cuando existen, pueden ser anulados sin mayores dificultades. El resultado es siempre el mismo: el delito entra caminando y la comunidad educativa se entera horas después, cuando el daño ya está hecho.
Cada hecho deja algo más que una lista de elementos robados. Deja bronca, cansancio y una pregunta incómoda que nadie parece querer responder: ¿Quién cuida las escuelas cuando se apagan las luces?
Porque acá no se trata solo de computadoras o ventanas rotas. Se trata de espacios públicos que deberían estar protegidos, de recursos que se consiguen con esfuerzo y de instituciones que cumplen un rol social clave. Sin embargo, siguen siendo tratadas como el último eslabón de la cadena de prioridades.
Mientras las causas avanzan lentamente por los carriles judiciales y se revisan cámaras después del hecho, el problema sigue intacto. El delito actúa con ventaja, las escuelas pagan el precio y la prevención llega, otra vez, cuando ya es tarde.
Las escuelas no pueden seguir siendo los blancos preferidos del delito nocturno. Y si lo siguen siendo, no es por casualidad: es porque alguien, en algún nivel, está fallando.
La violencia volvió a ganar espacio en la noche rafaelina: entre el alcohol, las sustancias y la intolerancia, los lugares de esparcimiento muestran un escenario que preocupa. Salir a divertirse ya no garantiza volver a casa con tranquilidad, y la ciudad enfrenta un problema que dejó de ser aislado para convertirse en una señal de alarma.
Rafaela, como el país, enfrenta una ruptura social que ya no puede negarse: familias destruidas, jóvenes atrapados entre drogas y desesperanza, vecinos baleados sin motivo y un entramado comunitario que se deshilacha a la vista. No es solo inseguridad: es un país que se quebró por dentro.
En lo que va del año, Rafaela lamenta siete muertes en siniestros viales. Aunque la ciudad viene mostrando descensos respecto de picos dramáticos de otros años, la cifra duele y nos obliga a una conversación profunda: hábitos, responsabilidad colectiva y el compromiso pendiente para frenar una tragedia que se repite.
La federación nacional del sector cerró un nuevo acuerdo salarial con la cámara empresaria. El aumento será escalonado entre enero y junio del próximo año y alcanza a los sindicatos del interior que integran la organización.
El ministro de Educación santafesino cuestionó la iniciativa de “libertad educativa” que impulsa Nación, defendió el rol indelegable del Estado y anticipó que la provincia avanzará en el debate de una norma educativa propia.
La situación fue advertida a la redacción de RAFAELA INFORMA luego de un hecho ocurrido durante la madrugada, cuando desconocidos ingresaron a una vivienda trasera y se alzaron con distintos elementos.
La Municipalidad de Rafaela recuerda que la recolección de residuos verdes se realiza por sectores y en fechas establecidas para garantizar una ciudad más limpia y ordenada.
El procedimiento se realizó PDI en una vivienda de calle Actis al 2000. No se hallaron armas de fuego, pero se incautaron elementos considerados de interés para la investigación.
