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General Motors frena la producción y la industria automotriz nacional entra en zona de alerta

La planta santafesina de Alvear paralizará su actividad hasta julio. La caída de la demanda, el modelo redundante y la presión de las importaciones golpean de lleno a uno de los sectores más emblemáticos de la industria argentina.

Info. General15/05/2025RedacciónRedacción
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La decisión ya estaba en el aire y ahora se confirmó: General Motors suspenderá la producción en su planta de Alvear durante mayo y junio. La medida, que afecta a cientos de trabajadores y que había sido anticipada al gremio SMATA, se enmarca en un escenario cada vez más adverso para la industria automotriz argentina.

La paralización incluye todos los viernes de mayo, más los días 28 y 29, y se extenderá durante todo el mes de junio. La compañía prevé retomar la actividad recién en julio, siempre y cuando se recomponga el frente externo. Según explicaron desde la firma, el freno responde a la necesidad de “adecuar el volumen de exportación a Brasil”, destino clave para la producción local.

La fábrica santafesina venía ensamblando la Chevrolet Tracker, modelo que comparte plataforma con su par brasileño, en un esquema de producción en paralelo que hoy se vuelve difícil de sostener. El contexto no ayuda: la recesión local y el aumento de las importaciones desplazan cada vez más al producto argentino, incluso dentro del propio mercado interno.

Los números son elocuentes. En el primer cuatrimestre de 2025, el 46% de los vehículos comercializados en el país fueron de origen brasileño, frente al 29% del mismo período del año pasado. A pesar de que la Tracker fue el SUV más vendido en 2023 y sigue liderando su segmento este año con más de 6.400 unidades patentadas, la baja en la demanda externa arrastra a toda la estructura productiva.

La situación de General Motors no es aislada. Es parte de un proceso más amplio de desaceleración industrial, marcado por la pérdida de competitividad, el encarecimiento de los costos locales y una política de comercio exterior que vuelve a abrir la puerta a los autos importados sin protección.

Mientras tanto, los operarios esperan certezas en un clima de creciente incertidumbre. Y el futuro del sector automotor —históricamente estratégico para la economía nacional— se juega entre balances financieros y decisiones políticas que aún no aparecen.

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